sábado, 20 de octubre de 2012

Las primeras lluvias

Con las primeras lluvias de otoño el bosque mediterráneo se despierta del largo sopor del verano. Estas aguas son un verdadero bautismo que saca al monte del coma inducido por la prolongada sequía a un precario despertar que durará lo que tarden en llegar las primeras heladas. No son muchas las plantas que se atreven a florecer en este interludio, la mayoría, pequeñas plantas bulbosas entre las que predomina el color rosado o lila, que florecen pocos días después de las primeras lluvias, a finales de septiembre o principios de octubre, sobre suelos pobres y poco profundos.


El azafrán silvestre o crocus (Crocus salzmannii J. Gay)
 El nombre común de azafrán silvestre no hace buena publicidad a esta planta, a pesar de su parecido con la variedad culinaria (Crocus sativus L.), pues se trata de una planta muy tóxica.


La merendera (Merendera filifolia Camb.) puede confundirse con el anterior, si bien sus pétalos son más estrechos y alargados y parecen brotar directamente del suelo. Los estambres son amarillos y no tienen el intenso color naranja ("azafrán") de la anterior.







 Sobre suelos pizarrosos poco profundos es frecuente encontrar verdaderas alfrobras de estas flores.


El jacinto de otoño o Scilla autumnalis L. hace referencia a la estación que la hace florecer tanto en su nombre vulgar como científico.



Otra planta cuyo nombre va de la mano del otoño es el Leucojun autumnale L., una plantita extremadamente delicada tal como recoge el nombre común de candilitos o lágrima de la Virgen.

Se trata de otra planta que suele aparecer en gran número pero por su tamaño pasa mucho más desapercibida que las anteriores, salvo cuando a plena luz resplandece su reflejo.



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